Dificultades de implantar el diseño en la empresas. Algunas reflexiones

El organigrama de la empresa y el diseño

El organigrama que integra la figura del diseñador o del departamento de diseño puede tomar distintas formas según las empresas, sectores, productos... Y a la hora de "implantralo" dentro de la empresa podremos hacer una escalada gradual. Es recomendable definir la situación ideal a la que se pretende llegar, y a partir de ahí generar una serie de fases o progresión para llegar hasta él. Así por ejemplo podemos colocar a un diseñador en dependencia directa de producción durante un tiempo para después pasar a situarlo además bajo el departamento comercial, y por último crear un departamento o figura aislada en dependiencia de dirección general (por supuesto con una relación estrecha con los demás departamentos). por experiencia, crear un puesto con tantas posibles interpretaciones, sin una base cuotural en la empresa ni en irección, sin integrar gradualmente está abocado al fracaso.


La posición cambiante del diseñador en el organigrama

Una fórmula que suelo recomendar es la de contratar un diseñador a través de un estudio. Que trabaje en nuestra propia empresa a tiempo completo, pero con el apoyo y recursos del estudio de diseño hasta crear una indepedencia. Así podemos implantar el diseño con un "tutor" que se encargará entre otros de formar y acotar de forma estable la posición del diseñador en la empresa.
Un ejemplo que suelo utilizar a menudo es el caso de los departamentos de márketing y calidad. Al igual que ocurre en la actualidad con el diseño, éstas "disciplinas" o competencias empezaron gradualmente a implantarse y consolidarse dentro de las empresas. No siempre han gozado del reconocimiento actual. Si bien es cierto que no existe un departamento de calidad y marketing en todas las empresas, nadie cuestiona sus beneficios. Aunque se decida prescindir de ellos por motivos económicos, nadie cuestiona sus beneficios.


Un ejemplo de dificultad de implantación: Calidad y Marketing

Pero no siempre fue así. Pensemos por ejemplo en la calidad. La preocupación por la resistencia y fiabilidad de los productos ha existido siempre. Acaso no se confiaba en la resistencia de un producto artesano en la edad media? ¿no era los gremios para proteger una forma y calidad de los productos?
Entonces, cuando se comienza a configurar las empresas tal y como las conocemos hoy, ¿Por qué la calidad no figuraba ya como departamento, consolidado y poderoso?
Pues sencillamente por que la calidad es una cultura, que a las empresas les cuesta estandarizar, racionalizar en términos económicos, y definir las relaciones con el resto de la organización y sus competencias. Y en ello estamos
Lo mismo ocurre con el diseño. Siempre ha existido una preocupación por la estética de los productos, por su fabricabilidad, por su funcionalidad.... Pero traducir los beneficios de tener un diseñador a términos económicos... eso ya cuesta más. Por otro lado, la figura de diseñador industrial, una figura más funcional y aplicable a los productos manufacturados y por tato a la realidad económica e industrial actual, no ha existido hasta hace relativamente poco. Y de nuevo, al igual que ocurre con la calidad, el diseño necesita encontrar su base de apoyo cultural, aunque esta sea, como tantas otra cosas, por imposición del mercado
El otro ejemplo que poníamos a la hora de hablar de la dificultad de enmarcar una disciplina nueva dentro de las empresas es el marketing. Todos sabemos que fueron empresas como Coca Cola las primeras en comprender sus beneficios, y que las marcas comenzaron tímidamente a marcar sus productos. A día de hoy nos falta mucha cultura sobre el branding más básico. Pero, al igual que ocurre con los diseñadores, no se impartía marketing e las universidades, no había una disciplina ni figura ni competencias definidas. Y la dificultad residía de nuevo en justificar su necesidad, y saber cómo situarlo en la organización.
Ahora llegamos al diseño, que está todavía en sus albores, y que, al igual que le ocurre al marketing o a la calidad, se podrá apoyar en necesidades y competencias ya reconocidas en las empresas, para poder hacerse hueco. Por ejemplo: una forma natural en la que germina es gracias a la necesidad de generar planos para fabricación, y después  consigue adquirir competencias sobre decisiones, políticas de productos...

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